miércoles, 26 de junio de 2013

El danzón en Veracruz: Una crónica personal

El danzón en Veracruz: Una crónica personal
Por Rafael Figueroa Hernández
















La relación del estado de Veracruz con el danzón ha sido muy larga y fructífera. El danzón nació en Cuba, todos lo sabemos, pero a estas alturas es solamente allá una ficha más en la labor pedagógica de rescate de tradiciones. En México es donde este género vive y está experimentando un renacimiento que ya va en su segunda década, con Veracruz a la cabeza.

Por Veracruz penetraron y se establecieron muchos músicos cubanos, entre ellos muchos de renombre para sus respectivas épocas como Babuco o Acerina, que descubrieron en el puerto muchos de los ingredientes de ese mismo caldo de cultivo en donde se había formado el danzón, cuya fecha oficial fue la de 1879 pero que ya tenía muchos años cocinándose en el caldero de interinfluencias musicales que era la Cuba del sigo XIX.

Es cierto que el danzón penetró primero por la península de Yucatán, específicamente por Puerto Progreso donde llegaron por barco las primeras partituras, pero la composición étnico-social de la zona era muy diferente a la original cubana, lo cual no permitió un enraizamiento verdadero. Llegó y se quedó pero nunca con el impacto y relevancia que en Veracruz.

En Veracruz Puerto se comenzó a dar ese proceso de transculturación mediante el cual el danzón fue volviéndose cada vez más mexicano, fue ahí donde los primeros músicos cubanos formaron sus agrupaciones que naturalmente se formaron desde un principio con cubanos y veracruzanos, hasta llegar el momento en que las danzoneras se conformaron exclusivamente con músicos locales. Músicos que además comenzaron a apropiarse de este género mediante un proceso que una vez comprendidas las particularidades musicales, comprendió la interpretación diferente de los danzones cubanos con un sabor que se fue configurando como veracruzano y, muy pronto, la creación de un archivo importante de danzones propios producto de la inspiración propia de estas tierra.

En muy poco tiempo el puerto de Veracruz desarrolló una escena danzonera muy activa alrededor principalmente de los famosos patios que servían muy bien como salón de baile y punto de reunión. A este auge siguió otro en la ciudad de México donde en poco tiempo el danzón se apropió de los lugares de baile, decentes y no, de esas tierras que poco tienen de tropical pero que a fuerza de la musicalidad de cubanos y veracruzanos se fue convirtiendo en una ciudad ardiente a más de 2000 metros de altura. El auge fue tal que pronto comenzaron a acercarse músicos de todos los niveles de las zonas interiores del estado para formar parte de él, músicos de otras partes del estado como Sotavento o la región de Córdoba-Orizaba-Ciudad Mendoza-Nogales-Río Blanco, donde la importante presencia fabril había fomentado la creación de un buen número de bandas de aliento.
Después de esos años de auge el danzón dejó de ser el género en boga pero a diferencia de otros géneros musicales que han tenido su momento histórico para después caer en el olvido, el danzón permaneció adherido a ciertos sectores de las capas populares principalmente en la ciudad de México y el puerto de Veracruz, negándose a morir, buscando un segundo aire.

Un segundo aire que llegó muchos años después con el advenimiento de dos elementos de difusión que se vinieron a añadir a los ya tradicionales como son el salón de baile y los difusión por medio de grabaciones fonográficas. Nos referimos al fenómeno de los clubes de danzón y a la figura cada vez más importante del promotor cultural, dos elementos sin los cuales no estaríamos presenciando este renacimiento bienaventurado del danzón en este “pedacito de patria que sabe sufrir y cantar”.

Estos dos elementos han permitido que sin un apoyo real de los medios de difusión electrónicos como la radio y la TV el danzón se ha convertido en una presencia octidiana en buena parte de la vida cultural de nuestro estado, y lo han logrado básicamente cambiando las maneras sociales de distribución de los bienes culturales. El club de danzón, inicialmente un grupo de personas que simplemente se reunían a compartir el gusto por bailar el danzón y después ha tratar de mejorar individual y colectivamente en un mundo que pronto se hizo muy competitivo con todo lo que esto tiene de bueno y de malo. En la actualidad existen clubes de danzón a todo lo largo y ancho de nuestro estado, apoderándose de nuestra geografía en un proceso social sin precedentes, que como todo proceso social no tiene una fecha exacta de nacimiento sino que se fue forjando como un movimiento sin líderes visibles pero con una serie de objetivos comunes que no por no estar escritos eran menos fuertes y genuinos.

A este panorama que mantuvo presente el danzón durante muchos años vinieron a sumarse algunas acciones individuales o colectivas que lo reforzaron y fortalecieron. Apareció una película de carácter independiente escrita, dirigida y actuada por mujeres externas al movimiento danzonero pero que tuvieron seguramente la sensibilidad suficiente para darse cuenta de que algo mágico estaba cocinándose. La película Danzón vino a descubrir, independientemente de sus calidades cinematográficas, un mundo que había estado oculto para el gran público pero que los aficionados al danzón conocían muy bien. Después vinieron algunas iniciativas oficiales como los Encuentros de Danzón a nivel nacional, además de muchos concursos y muestras en todos lados del país, en donde Veracruz se mostró siempre como una fuerza indiscutible e imperecedera del danzón.

El siguiente paso en el desarrollo de los clubes fue el tránsito, lento pero inexorable, de un simple club de baile a unidades pedagógicas completas que en forma de talleres se dedicaron a transmitir la técnica del baile a las nuevas generaciones. Pronto fue evidente que si se quería que el danzón perdurara se tenían que pasar la estafeta a los que venían detrás. Los clubes comenzaron en muchas instancias a convertirse en escuela y los jóvenes y los niños comenzaron a formar parte de este movimiento que hasta entonces parecía reservado a la tercera edad.

Es en esta etapa del desarrollo del movimiento que las autoridades culturales y municipales comienzan a ver las posibilidades de utilizar el danzón en presentaciones públicas y que comienza a aparecer una función que sería cada vez más importante: la del promotor cultural.

Los directivos de los clubes se vieron en la necesidad de actuar primero como intermediarios y después cuando el interés de las autoridades decaía, como impulsores de iniciativas para seguir el camino que el movimiento seguía trazándose en su esfuerzo colectivo.

Por la labor de los promotores es que se convocó a una primera reunión estatal de clubes de danzón en Ciudad Mendoza que se convirtió en una fuente de proyectos vigentes muchos hasta hoy, involucrando a la mayoría de los clubes de danzón en funciones y es, ahora, referencia anual indispensable, cita obligada para los bailadores, instructores y promotores del estado.

Gracias al trabajo de los promotores se ha logrado que los recursos que el estado proporciona a través de las diferentes convocatorias del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes se haya destinado a cursos destinados al mejoramiento profesional de los instructores de danzón en todo el país.
Gracias al trabajo de otros de estos promotores se creo el Centro Nacional de Difusión e Investigación del Danzón que en estos últimos años se ha conformado como una de las instancias fundamentales para la perpetuación del modelo actual de difusión del danzón, creando instructores y promoviendo el danzón de todas las formas posibles.

Gracias al trabajo de promoción se logró crear un Concurso Nacional de Composición de Danzón que a pesar de que no se le ha podido dar continuidad demostró la existencia de creadores contemporáneos dentro del género y que además nos da pie para hablar del desarrollo musical del género en nuestro estado, que si bien ha ido a la saga de su contraparte bailable también ha dado frutos más que interesantes.

En primer lugar el movimiento permitió la revitalización de algunas orquestas danzoneras que estaban un poco relegadas como la Danzonera Actopan de Juan Carreto o la excelente Danzonera la Playa dirigida por Gonzalo Varela, que contrastaron con la buena intención de municipalizar una orquesta danzonera destinada primordialmente a apoyar los bailes de danzón en el zócalo de Veracruz, pero que no dio los resultados esperados.

En segundo lugar este movimiento, motivó a que muchas agrupaciones no típicamente danzoneras se decidieran a incluir en sus repertorios algunos danzones, y de esta manera encontramos a bandas municipales, orquestas de baile, grupos de fiesta e incluso orquestas sinfónicas que han incluido al danzón en el marco de los géneros que ejecutan normalmente, además de pianistas, guitarristas o, incluso, arpistas.

En resumen, lo que el movimiento danzonero de Veracruz ha logrado, aunque todavía falta mucho por hacer, ha sido producto del trabajo de eso que ahora llamamos sociedad civil, apoyándose a veces en las instituciones culturales o en los Ayuntamientos, y a veces, hay que decirlo, trabajando a contracorriente de esas instituciones que deberían apoyar esta manifestación cultural. Ha sido un trabajo de bailadores, músicos, instructores, promotores y estudiosos que ha posicionado al danzón convirtiéndolo en presencia obligatoria de buena parte de las festividades locales y regionales y en una necesidad del turismo cultural que acude muchas veces motivado por la posibilidad de presenciar ese momento en que la música se convierte en movimiento de los cuerpos y la magia resplandece.

Un movimiento que debemos mantener en perspectiva, sin ignorar su desarrollo histórico, porque eso nos permitirá seguir caminando en un camino que si bien no ha estado exento de problemas, nos ha llevado a un lugar del cual podemos enorgullecernos. Lo que han escuchado representa una crónica del desarrollo reciente del danzón en Veracruz desde los ojos, los oídos y el corazón de alguien como yo que se siente comprometido con este género que ha llenado muchas páginas de mi vida, los invito a colaborar en este esfuerzo con todos los datos, documentos, anécdotas, etc. que lo puedan enriquecer a través de la siguiente dirección de correo electrónico. figueroa@comosuena.com con la certeza de que todo aquello que hagamos por fortalecer el danzón será en respaldo de nuestras propias vidas e identidades.

Muchas gracias.


22 de Junio de 2004.